Pilares de nuestra espiritualidad

Oración

Soledad

Pobreza
Entonces fue Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní y dijo a sus discípulos:
Quedaos aquí y velad conmigo."
(Mt 26, 36)
"Su oración debe ser continua, día y noche, andando o descansando, trabajando o comiendo, etc., 24 horas al día" (San Pablo de la Cruz)
Un atractivo cada vez más fuerte me lleva a retirarme, no ya sólo en la pequeña iglesia de la que he hablado, sino en cualquier soledad. Y esto para seguir las invitaciones amorosas de mi Dios, cuya bondad infinita me llama a abandonar el mundo."
(San Pablo de la Cruz)
Bienaventurados vosotros si sabéis alegraros de corazón, de que la pobreza os haga conformes al Señor que dice en su Evangelio: BIENAVENTURADOS LOS POBRES PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS."
(San Pablo de la Cruz)
Nuestros cinco votos
Pasión de Jesús

"Jesús, que vino para dar su propia vida en rescate por muchos, aunque es Dios se despojó de sí mismo tomando la condición de siervo y se humilló haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Las Religiosas de la Pasión se comprometen a vivir a la luz de este amor martirial de Cristo. Como esposas del Crucificado, su más profunda aspiración es conocerle a El, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos, hasta hacerse semejantes a El en su muerte." (Reglas y constituciones No.12)
Castidad
"Cristo, durante su vida terrena, llamó a sí a los que El quiso para que permanecieran con El. También hoy continúa llamando mediante el Espíritu a aquellos que El quiere, haciéndoles comprender el valor del don insigne del celibato por el reino de los cielos.
Las religiosas pasionistas, acogiendo esta llamada con libre y personal respuesta de amor, se ofrecen como vírgenes casta a Cristo, para poseerle a El y ser poseídas de El. libres de todo otro vinculo, su corazón se hace capaz de un maor total, con el que responden al infinito amor de Dios manifestado en la Pasión de Jesús, viviendo únicamente para su divino Esposo, santas en el cuerpo y en el espíritu." (Reglas y constituciones No.18)


Pobreza
"Jesús manifestó su amor por nosotros en la profunda pobreza de su encarnación y especialmente de su Pasión. Enviada para anunciar a los pobres la buena nueva, Jesús se identificó con los desheredados, los oprimidos y los que sufren. Pidió a los que llamó a colaborar con Él el abandono de todo por su amor.
Las religiosas pasionistas, inspiradas por esta pobreza de Jesús, que tocó la más grande profundidad en la pobreza de la Cruz, la quieren compartir en su vida, profesando el voto de pobreza." (Reglas y constituciones No. 23)
Obediencia
"Toda la vida de Jesús, desde su entrada en el mundo hasta su cumplimiento, todo está cumplido, fue una vida de obediencia y de servicio. Esta obediencia de amor al Padre fue el medio para la salvación de la humanidad, dandonos la libertad de hijos de Dios. Por eso la obediencia motivada en el amor asocia las religiosas a Cristo, se hace instrumento de salvación y las guía a la plenitud de la madurez y libertad cristiana." (Reglas y constituciones No. 32)


Clausura
Esposas del Crucificado, quieren también participar más profundamente en la soledad que Cristo experimentó en su Pasión, y aceptantdo gozosamente la separación del mundo para confortar a aquellos que nuestra sociedad margina y aísla en una forzada soledad." (Reglas y constituciones No. 40)
Amor a la Eucaristía

"Las religiosas participan con mucha reverencia en la santa misa que es la MEMORIA de la Pasión de Jesucristo, y las hijas de la Pasión deben de distinguirse en esa devoción" (Reglamentos)
"La Eucaristía, memorial viviente de la Pasión de Jesús, es la fuente principal de su fuerza para perceverar en su unión con Cristo Crucificado." (Reglas y Constituciones No. 17)
Amor a nuestra Madre Dolorosa

Si para todos los consagrados adquieren una particular resonancia las palabras de Pedro: «Señor, ¡qué bueno es estar aquí!» (Mt 17,4), las personas contemplativas, que en honda comunión con todas las otras vocaciones de la vida cristiana «son rayos de la única luz de Cristo que resplandece en el rostro de la Iglesia», «por su carisma específico dedican mucho tiempo de la jornada a imitar a la Madre de Dios, que meditaba asiduamente las palabras y los hechos de su Hijo (cf. Lc 2, 19.51), así como a María de Betania que, a los pies del Señor, escuchaba su palabra (cf. Lc 10,38)».[10] Su vida «escondida con Cristo en Dios» (cf. Col 3,3) se convierte así en figura del amor incondicional del Señor, el primer contemplativo, y manifiesta la tensión teocéntrica de toda su vida hasta poder decir con el Apóstol: «Para mí vivir es Cristo» (Flp 1,21), y expresa el carácter totalizador que constituye el dinamismo profundo de la vocación a la vida contemplativa.
(Vultum Dei Quaerere)